Nosotros

Somos una empresa joven con una gran pasión por los Perros. 

Llevamos años formándonos en diferentes disciplinas, pero no ha sido fácil encontrar nuestro lugar en el mundo canino. Tras muchos años de aprendizaje, hemos descubierto que nuestra verdadera vocación es salirnos de la masa y ver a los Perros con otros ojos. Queremos disfrutar del verdadero Vínculo que existe entre el Perro y su Humano.

Queremos divulgar este mensaje al mundo. Queremos que los dueños urbanos y domésticos conozcan la maravilla de ser una familia con su Perro. No se trata simplemente de tener un Perro, sino de que el Perro te tenga a Tí también. Es teneros el uno al otro.

Hemos dado con muchos obstáculos y malas formaciones, pero finalmente, gracias al destino, empezamos a formarnos en el mundo digital. Gracias a ambas experiencias, aprendimos a buscar a los mejores Maestros, los de verdad.

Son gente humilde y generosa. No necesitan colgar vídeos de perros haciendo el tonto en TikTok o Facebook, porque llevan décadas en el mundo canino y no necesitan ganarse la vida a base de likes. No regalan sus conocimientos, porque son un tesoro que hay que cuidar. No se venden, porque su pasión es real, su respeto por el Perro infinito y no lo cambiarían por nada del mundo.

Es un vínculo de respeto, juego, aprendizaje, cariño, campo, paseos, enfermedades, amigos, diversión, cachorros y vejez...

Es un Vínculo que va más allá del Amor, porque es salvaje, instintivo. Una necesidad natural.

Recordando las palabras de George Graham Vest en el juicio de Old Drum: "El Perro es el mejor amigo del hombre". Y el humano debe serlo también.


Estatua representando a Old Drum frente al Tribunal del Condado de Johnson en Warrensburg, Missouri, con el "Elogio al Perro" de George Graham Vest

Elogio al Perro. George Graham Vest 1870

‘Caballeros del jurado:

 El mejor amigo que un hombre pueda tener en este mundo, podrá volverse en su contra y convertirse en su enemigo. Su propio hijo o hija, a quienes crió con amor y atenciones infinitas, pueden demostrarle ingratitud. Aquellos que están más cerca de nuestro corazón, aquellos a quienes confiamos nuestra felicidad y buen nombre, pueden convertirse en traidores.

El dinero que un hombre pueda tener también podrá perderlo, se esfumará de él, quizás cuando más lo necesite.

 La reputación de un hombre quedará en entredicho por un momento de locura o debilidad.

 Las personas que están dispuestas a caer de rodillas para honrar nuestros éxitos, serán las que arrojen la primera piedra cuando el fracaso nuble nuestro porvenir.

 El único, absoluto y mejor amigo que tiene el hombre en este mundo egoísta, el único que no lo va a traicionar o negar, es su PERRO.

 Caballeros del jurado, el perro de un hombre permanece a su lado en la prosperidad y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Dormirá en el suelo frío donde sopla el viento y cae la nieve, sólo para estar junto a su amo.

 Besará la mano que no tenga comida para ofrecerle, lamerá las heridas y amarguras que produce el enfrentamiento con el áspero mundo.

 Guardará el sueño de su pobre amo como si fuera un príncipe.

 Cuando todos los amigos desertan, él permanece.

 Cuando las riquezas toman alas y la reputación cae en pedazos es tan constante en su amor como el sol en su viaje a través de los cielos.

 Si la fortuna hace que el amo se convierta en un paria en el mundo, sin amigos y sin hogar, el perro fiel no pide más privilegio que el de acompañarle para protegerle del peligro, para luchar contra sus enemigos.

 Y cuando llegue el último acto y la muerte se lleve al amo en sus brazos y su cuerpo sea enterrado en la fría tierra, no importa que todos los amigos hayan partido. Allí, junto a la tumba, se quedará el noble animal, su cabeza entre sus patas, los ojos tristes pero abiertos y alertas, noble y sincero, fiel y verdadero más allá de la muerte’.

Esto declaro el abogado contrario: 

“Era el discurso de oratoria más perfecto que se haya escuchado en un tribunal. El tribunal, el jurado, los abogados y el público estaban en trance. Miré al jurado y vi que todos estaban llorando, especialmente el presidente (…) Le dije a Cockrell (su socio) que estábamos derrotados; que el perro, aunque muerto, había ganado; y que era mejor que saliéramos del juzgado con nuestro cliente, si no, todos seríamos ahorcados. La victoria del otro fue completa”.